Las tres hojas


Es un mundo mágico y surreal, a pesar de ser más vívido que la vida misma. Los colores en él cambian según quién o qué los mire, y eso siendo completamente nítidos, en absoluto tornasolados; es todo cuestión de personalidades y posiciones.

Mundo de realidades en el ensueño y la perspectiva.

Existe ahí un árbol extrañísimo, de colores más vívidos que todas las demás cosas. Es un árbol que tiene su propio viento; viento que, aunque apenas roza a quienes se acercan, los marca de por vida, hasta el punto de que hay algunos que intentan hacerse con sus hojas hasta la muerte.

En realidad, en este mundo sólo puede existir un espécimen de ese árbol a la vez. El otoño siguiente a haber crecido en su plenitud, caen sus hojas; siempre son tres, y sólo tres. Una vez éstas caen, el árbol se mezcla con su viento, desvaneciéndose; entonces, las tres hojas toman impulso y empiezan su recorrido.

Dos de ellas siguen al viento y vuelan en él, aunque por caminos distintos; la otra, baja al río y casi se diluye en el mismo. En el aire, van por lluvia, nieve, pájaros irreverentes; en el agua, los peces mordisquean los bordes, pero nunca el centro.

A veces las tres hojas se consiguen; lo más raro es que al principio sólo lo hacen planeando en tierra, fuera de sus elementos y en grupos de dos. Empiezan a tener caminos paralelos, parecidos; hasta que, finalmente, se consiguen las tres… y, a pesar de estar en tierra, su magia conjunta les construye agua y aire; forman constelaciones terrenales. La de agua se moldea a la magia individual de aire y aire, y se vaporiza con ambas, por separado y en conjunto; pero, el viento nunca se toca a menos que sea en remolino, así que aire y aire apenas se rozan sin rozarse.

Así pasan una vida humana, entre encuentros y desencuentros, constantes en su inconstancia. Eventualmente, bajo distintos tempos, las tres hojas llegan a un mismo sitio, tocando tierra realmente por vez primera. De esta manera, se hunden en ella… y germina otro árbol.

Con resonancia eterna, empieza el ciclo una vez más.


3 comentarios:

Pandacucho 25 de abril de 2009, 14:51  

Con tanta eternidad no hay razón para tener miedo, jamás.

Anónimo 26 de abril de 2009, 5:43  

TODO INDICA QUE LA ETERNIDAD ES LA PARODIA SIN FIN DE LAS MÚLTIPLES VIDAS, UNA Y MIL VECES REPEDIDAS, DONDE SURGEN LOS REENCUENTOS...

D. C. Salazar 27 de abril de 2009, 10:22  

Y la belleza de las hojas en movimiento es incomparable. La levedad y la plenitud. El viento acaricia de formas inesperadas y lleva a las hojas en su recorrido, y el agua las hace crecer, sin miedo ya, por su propio cauce.

loved it

起死回生

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Wake from death and return to life

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