God save the queen...



"Sir John, no soy digna de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme"...

¿Suena a idolatría?

Hoy leí en el periódico que la entrada para el concierto de Elton John cuesta dos mil bolívares fuertes en general y tres mil en VIP... Como diría Vuty... no hay suficientes irlandeses en Irlanda.

Tres mil bolívares fuertes por el infinito placer de su presencia.

Y eso ¿no suena a idolatría?

Mea culpa... Lo confieso. De buen grado lo pagaría. Daría eso y más por la presencia de las personas que amo quienes, por distintas razones, tienden a estar lejos de mí. No por Elton, Madonna o Steven, pero sí por Carolina, Renato y Victoria.

Porque una palabra suya sí bastará para sanarme...

La chica de las epifanías, o espejito, espejito


Toda su vida se había preocupado mucho, demasiado, por todos y todo cuanto la rodeaba. De ahí, por miedo, había sacado una vida apacible y desapasionada, a pesar de carcomerse a sí misma, frecuentemente, en pasiones desaforadas, todas metidas en un armario. Se refugiaba en ficciones, las suyas y las ajenas. Y, en divina ignorancia, nunca fue infeliz - a la misma medida, al no conocer más que la tranquilidad, tampoco sabía a ciencia cierta qué era la felicidad.

Un buen día decidió exponerse al mundo, materializar sus ficciones, vivir con las imperfecciones de los demás... y enseñar las suyas propias. Así explotó aquel torrente de emociones, guardadas desde hacía tanto, y casi se le salían por los poros: amó, odió, fue, se confundió, no entendió nada y, finalmente, lo comprendió todo:

Sucedió de golpe, cuando pasó el umbral de lo real. Porque entonces vio que ella misma lo había provocado todo, puesto que ella era, absolutamente, la dueña, ama y señora de su destino... incluso a pesar de su impresión eterna de ser una marioneta de los dioses.

Al saberlo, se sintió feliz. Porque había pasado la página ficticia y sentía, sentía, sentía. Y era, de verdad, más que nunca. Y el mundo, a su vez, veía que ella era y la abrazaba, y sentía con ella: mientras ella así lo quisiera nada, ni nadie, podría evitar sentir su presencia.

Caminando por una calle, despreocupada como nunca lo había estado, se encontró con su reflejo en una superficie tan mundana y enviciada como lo era la vitrina de una tienda cara. Y, sin poder (ni querer) evitarlo, se le escapó una sonrisa: por primera vez desde que tenía consciencia, se sintió bella.

Reflexiones de un emo sin cumpleaños



Caminando por la vida y hundida en mis propios líos existenciales, algo llamó mi atención de golpe: una foto instantánea yacía en el suelo bajo mis pies. Algo, acaso fueran las Gárgolas, me dijo que aquello me estaba esperando. Era casi como un clip de Memento.

Recogí la foto, intrigada, y por primera vez detallé aquello que retrataba: un ser andrógino con un lamido de vaca cabelludo que le cubría media cara... un ente que, desde la dimensión paralela de las fotografías, me dirigía una mirada que oscilaba entre la más absoluta intensidad y una caída al vacío.

Convertida ya mi curiosidad en una fascinación sociológica, detallé la instantánea entre mis dedos y vi, claro está, las mismas pinceladas que pueden observarse en cualquier retrato similar de esta especie del mundo moderno.

Estando ya a punto de deshacerme de tan exótico hallazgo, de pasada volteé la foto y noté que, al reverso y en una letra muy pequeña, había un ensayo interesantísimo escrito por el espécimen en cuestión. Procedo entonces a transcribirlo:

"Nadie me quiere, todos me odian, mejor me como un gusanito.
Puede que sea una frase simple, pero tiene una contundencia hiriente, dolorosa, deprimente. La implicación de una criatura inocente como el gusano me hace reconsiderar mi propia existencia y lo egoístas y desconsiderados que somos los seres humanos, tan desconsiderados con nuestro entorno, que no es más que un corazón sangrante.
Resolución: el estado más puro de la existencia es aquel sin satisfacción de deseos. El hambre es buena, y trataré de mantenerla para nunca, nunca herir a otras criaturas.
Pero, ¿acaso sirve de algo preocuparse por un mundo tan cruel? ¿Un mundo que tan sólo reconoce mi existencia una vez cada cuatro años?
El mundo del que soy partícipe se niega a hacerme parte de él, negándome aquello que le otorga al resto: un cumpleaños regular, anual... un día, sólo uno, que sea exclusivo para mí.
Mi nacimiento un 29 de febrero fue sólo la primera de las muchas tragedias que habrían de llenar mi existencia.
Es casi imposible, por no decir injusto, sentirse uno con una fuerza mayor que sólo te recuerda en los años bisiestos. Pero, lastimosamente, sucede de todos modos. Y duele, duele tanto."

Me llamó la atención la falta de género en las frases del espécimen, casi como si (¿in?) conscientemente reflejara su propio grado de androgeneidad mental... como quien simplemente no está muy seguro.

Releí aquel hallazgo existencialista hsta que, con el ánimo levantado y en un estado de semi estupor ante el absurdo, pensé: "ést@ tiene más problemas que yo"

起死回生

起死回生
Wake from death and return to life

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