La tierra de los unicornios


Escuchando la radio esta tarde me topé con una de esas semi promesas de tiempos electorales que nos están soltando de vez en cuando, casi subliminalmente. Y oí a un líder de masas, al santo patrón de los patos fénixes, vociferando con su característica grandilocuencia acerca del camino a la democracia social, nuestra cercanía a él y demás maravillas oratorias.

Y yo no pude más que preguntarme... ¿y eso con qué se come? ¿La democracia, desde un principio incluso etimológico, no es social? ¿No es el gobierno de (por) los demos, o pequeños pueblos?

Es como todo el rollo del socialismo del siglo XXI. Me parece maravilloso que una institución ideológica tan establecida y formalizada como lo es el socialismo evolucione, pero a mí nadie me ha explicado todavía en qué se basa dicha evolución, o de dónde viene, o cómo fue probada, desprobada, o si somos la experiencia piloto. A mí me suena que tiene algo que ver con el Manifiesto Comunista comprimido en un torrent y, como dice una amiga, presentado al público con "tecnología de punta"... o sea, una computadora con conexión dial-up, muchas gracias.

A veces tengo la impresión de que nos venden unas ideas fantásticas que ni los mismos políticos comprenden. Casi me parecería más honesto que alguien introdujera uno de esos ultra súper planes socio políticos diciendo "¡y aquí la democracia social, el sistema político en boga en la tierra de los unicoooornios! ¡Miren, miren, BRILLA!"

Quizá si incrementamos nuestra ingestión de hidrocarburos entenderemos ciertos pensamientos que, de otra forma, estamos demasiado desconectados intelectualmente para comprender... o, quién sabe, puede que simplemente estemos demasiado sobrios u, ¡atemoricémonos!, demasiado cuerdos.

Sin esperar el despunte del alba se levanta un hombre, su nombre es sólo señor. Estira sus músculos, se despereza, levanta sus rodillas a la altura de su cintura, mueve los brazos y su cuello en grandes círculos. Sonríe ante el crujir de sus huesos y lanza un suspiro. Se pone su pantalón, bien ceñido el cinturón. Su camisa blanca esta colgada cerca de él. La toma con sumo cuidado para no arrugarla y, solemne, se abotona de abajo hacia arriba, hasta el cuello, como cuando era niño. Se pone su chaqueta y se la acomoda al cuerpo con mucho cuidado. Finalmente se mira en el espejo, aplaca su pelo grueso y canoso por detrás de las orejas y se cala su sombrero, negro, al estilo antiguo. La presentación ante todo, no se puede ir a trabajar mal arreglado.

Sube la loma y se consigue con el vendedor de café, tan madrugador como él, “un guayoyo compadre”, y se sienta a esperar el alba. Comienzan a pasar los carros, el señor observa su vaivén, disfrutando del café con poca azúcar, con la sonrisa a flor de piel. Sol, brisa y café.


Comienza el tráfico a arreciar, los carros avanzan mas lento. El señor se levanta, deja el caso del café en el basurero, e arregla de nuevo su sombrero y se revisa los botones de la camisa. Cruza la calle y se detiene en la isla. Un carro disminuye la marcha, baja el vidrio del conductor y deja ver a una mujer, sin maquillar, con el pelo en un moño. Le extiende la mano, “tome, señor”, y se va. “¡Que Dios me la bendiga!” grita mientras se aleja su benefactora. Sonríe de nuevo, se quita el sombrero y levanta la mirada al cielo, le sonríe agradecido a Dios; besa sus monedas y las guarda en el bolsillo interno de la chaqueta. Baja la mirada y extiende el sombrero hacia los carros que pasan a su lado. “Algo para el desayuno, compadre” grita, sonriendo desdentado hacia los conductores que lo ven y los que no lo ven.


N. de la E.: No lo creo, lo vi, lo sé... Es así.

Carpe diem

Tomando como excusa la falta de tiempo, la poca energía o el paro de las malditas musas, tanto Delia como yo hemos dejado el blog considerablemente abandonado. Quizá en su caso sea cierto (nuestra comunicación real, aparte de SMS, es algo dispersa), pero yo admito que no me he dado el tiempo tampoco de sentarme a formalizar en una hoja en blanco ninguna idea.

Por otra parte, he decidido hacer lo que no hice nunca con este blog; darlo a conocer. Delia nunca tuvo problemas en dar el link a todo el mundo, pero yo, que le he temido a la vulnerabilidad toda mi vida y me suelo vertir completamente en lo que escribo, me lo he callado casi completamente todo este tiempo. Y ahora, siguiendo una filosofía que intento adaptar a mi vida, me abro un poco al mundo exterior y, con una sonrisa a media asta y sin atreverme a prometer reincidencia, digo: carpe diem.

起死回生

起死回生
Wake from death and return to life

Facebook Widget

Seguidores