Sin esperar el despunte del alba se levanta un hombre, su nombre es sólo señor. Estira sus músculos, se despereza, levanta sus rodillas a la altura de su cintura, mueve los brazos y su cuello en grandes círculos. Sonríe ante el crujir de sus huesos y lanza un suspiro. Se pone su pantalón, bien ceñido el cinturón. Su camisa blanca esta colgada cerca de él. La toma con sumo cuidado para no arrugarla y, solemne, se abotona de abajo hacia arriba, hasta el cuello, como cuando era niño. Se pone su chaqueta y se la acomoda al cuerpo con mucho cuidado. Finalmente se mira en el espejo, aplaca su pelo grueso y canoso por detrás de las orejas y se cala su sombrero, negro, al estilo antiguo. La presentación ante todo, no se puede ir a trabajar mal arreglado.

Sube la loma y se consigue con el vendedor de café, tan madrugador como él, “un guayoyo compadre”, y se sienta a esperar el alba. Comienzan a pasar los carros, el señor observa su vaivén, disfrutando del café con poca azúcar, con la sonrisa a flor de piel. Sol, brisa y café.


Comienza el tráfico a arreciar, los carros avanzan mas lento. El señor se levanta, deja el caso del café en el basurero, e arregla de nuevo su sombrero y se revisa los botones de la camisa. Cruza la calle y se detiene en la isla. Un carro disminuye la marcha, baja el vidrio del conductor y deja ver a una mujer, sin maquillar, con el pelo en un moño. Le extiende la mano, “tome, señor”, y se va. “¡Que Dios me la bendiga!” grita mientras se aleja su benefactora. Sonríe de nuevo, se quita el sombrero y levanta la mirada al cielo, le sonríe agradecido a Dios; besa sus monedas y las guarda en el bolsillo interno de la chaqueta. Baja la mirada y extiende el sombrero hacia los carros que pasan a su lado. “Algo para el desayuno, compadre” grita, sonriendo desdentado hacia los conductores que lo ven y los que no lo ven.


N. de la E.: No lo creo, lo vi, lo sé... Es así.

3 comentarios:

D. C. Salazar 28 de octubre de 2008, 18:45  

Ok imposibilidad total de meter una foto, el blog se hizo mas complicado o yo mas informaticamente analfabeta (sí, se que mas llevo acento pero tengo serias diferencias con mi computadora en este momento así que porfa obvíenlo).

BabeDeJour 28 de octubre de 2008, 19:57  

Sí, sí, considerablemente saramaguístico, pero me gusta :) Et voilà la vie, ma chérie.

Pandacucho 28 de octubre de 2008, 20:24  

Bravo, han vuelto :) Esa entrada me recuerda a un cuento que he querido hacer sobre un pequeño niño wayuu que encuentra a sus dioses a través la construcción de un altar de moneditas, todas estas conseguidas a través de la limosna. Sería interesante enlazar nuestras visiones.

Un abrazote.

起死回生

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Wake from death and return to life

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