Cercanía


Cerró la puerta de su cuarto. Se quitó toda la ropa de encima. Apagó la luz y el televisor. Se acostó boca arriba en su cama. "Rápido, antes de que se vaya". Cerró los ojos y, vagamente, empezó a reconstruir. Noche, aire, olores. Su perfume, su textura, sus matices. La punción de su mirada, la incertidumbre que causaba la negrura de sus ojos. El grosor de su silencio. Las palabras: su olor, sus matices, su textura.

La cercanía.

Levantó su mano y, con calma, lento, para no perder su reconstrucción, la llevó hasta su cara. Tocó la punta de su nariz, sintió la textura de sus dedos, distinta pero suficiente. Acercó su palma lo más que pudo hasta sus labios. "Así fue". Tan cerca de los labios de él que los sentía sin tocarlos; sentía su sabor, olía su aliento, la envolvía. Pero en realidad no sentía sus labios. "Así fue". Así quería recordarlo, imitarlo. Hasta ahí quedó. Sin saber nada y sabiéndolo todo.

Sintió el familiar dolor en las costillas. Se incorporó sabiendo que estaba listo. Tosió con fuerza y el cristal se desprendió del interior de su pecho, viajó por la garganta, a través del nudo, y paró en la almohada. Pequeñito, no más que una lágrima. La cápsula de una emoción.

Se levantó de la cama y puso el cristal en el frasco, junto con los otros tres de ese mes. El sábado a las tres de la tarde disolvió los cristales en un vaso de agua. Se tornó brillante y azulado. Bebió del agua hasta la última gota y se embriagó. Se embriagó de cristales de lágrimas no derramadas, de clímax inacabados, de miradas huidas. Se embriagó de incertidumbre, del deseo de no saber, de expectativa.

2 comentarios:

BabeDeJour 17 de abril de 2009, 21:08  

Vives, reconstruyes, sopesas, aprendes y archivas - no conozco otra manera.

Pero queda el matiz del tacto, las sombras del olor, y el olfato de las imágenes. Y puedes sacar el album y revisar en cuanto te sea necesario, pero recordando que son sombras, y el mayor engaño de las sombras es que se endiosan a sí mismas para llegar a ser irreales.

Entrega ciega y total a la incertidumbre, porque es lo único confiable fuera de ti misma. Y porque el descontrol del "no saber" es embriagantemente hermoso.

Anónimo 22 de abril de 2009, 18:40  

El "no saber" se comprueba infinito.

起死回生

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Wake from death and return to life

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