No kitsch beyond this point

Bajo el velo se encuentra la realidad. Detrás de la sonrisa, el cántico y el empuje… está el miedo. El terror a ser descubierto: ese núcleo grumoso de porquería que había formado capas protectoras que, cual cebolla, ahora lo cubren.

Acaso en principio el núcleo fuera la sonrisa, el cántico y el empuje, con el miedo como la capa innecesaria que se formó en el camino… pero de eso hacen tantas, tantas lunas que se convirtieron en un solo sol; uno malherido, que ilumina con luz de bombillo de mala muerte y que exuda un calor baboso que se arrastra de un lado a otro.

La luz no es muy difícil de ver; quien sabe mirar la encuentra tras el velo, acechando. Es particularmente notoria en tanto mayor es el empuje, ahí cuando el movimiento corporal lo traiciona ante la histeria colectiva.

Antes de la histeria, antes de que creciera la sonrisa y se hinchara el velo, se le presentó una puerta con una gran mirilla. A través de ella se vislumbraban azules infinitos que formaban siluetas de animales extraños, que nadaban en el fuego y caminaban en el aire.

Dio un paso dentro y luego salió corriendo sin mirar atrás, con la puerta cerrándose tras él.

Fue entonces cuando se ensanchó la capa pútrida, mezclándose con el núcleo (sólo un poco más a fondo: en realidad siempre estuvieron juntos), todo en búsqueda de aquel azul perdido. Aparecieron entonces los signos comunes, todos vacíos al no dárseles otro sentido que el de la búsqueda errada.

Milenios más tarde, después de haber descubierto su error, regresó a la puerta, pero ésta había desaparecido: hay senderos que sólo son visibles por un tiempo y, al elegir pasar de largo, se desvanecen para siempre. Sin embargo, con su visión de panfleto, creyó (todo él, tanto aformidad y como delirios de nostalgia) ver aún la cerradura, e incluso matices de lluvia danzante. Marcha hacia allá, sin darse cuenta de que no hay más que un muro de concreto deteniéndole el paso.

De esta manera, canta ahora con incluso más urgencia, marchando al compás. Negado a leer el aviso en la pared, ese aviso que brilla con más intensidad en tanto la marcha se hace más fuerte y fúnebre: No Kitsch.

1 comentarios:

D. C. Salazar 2 de octubre de 2009, 11:10  

Beautiful. Bastante Murakamistico (ambas palabras cuentan)... really really beautiful

起死回生

起死回生
Wake from death and return to life

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