Lienzo


El piano de fondo, las cortinas corridas, la media luz de una tarde soleada dentro de un cuarto que se esconde de ella. Fresco, limpio, personal. La imagen perfecta, me dijiste, para tu cuadro, tu obra maestra. Después de entrar a tu habitación me desvestiste y me besaste, sin miramientos, sin problema. Dijiste que te gusta verme beber vino tinto por esa última gota de rubi en mis labios, el último destello de una piedra preciosa a punto de dejar de existir para siempre.

Destrozamos el orden, descorrimos las cortinas, dejamos caer la lluvia y esconderse el sol. Me aprisionaste contra la pared, yo te atrapé contra el piso. Tu me acorralaste contra el lienzo en blanco y me atrapaste en él.

Pintaste a mi alrededor espejos, paredes y juguetes, soles y lunas, lluvia y atardecer. Me colgaste en tu muro, para verme siempre. La imagen perfecta para tu cuadro, dijiste. Me mirabas por horas, te desvelabas pintando paisajes para mí, para que me paseara por ellos. Nunca me pintaste una puerta. Nunca entraste al lienzo conmigo. Nunca más me aprisionaste contra la pared y nunca más quise tomar vino tinto.

1 comentarios:

BabeDeJour 2 de octubre de 2009, 11:30  

Los mundos hermosos desde pedestales no son más que terceras personas. Más acá, la locura y las gotas (sexy) de vino son más tangibles, ¿no te parece?

It's beautiful, anyway.

起死回生

起死回生
Wake from death and return to life

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